2004/06/30

El oro del Rin
Prólogo de la Tetralogía El anillo del nibelungo (1869)



Música y libreto de Richard Wagner




La obra se representa sin intervalo.
Duración total del espectáculo: 2 horas 20 minutos, aproximadamente.




Dirección Musical: Charles Dutoit
Régie y escenografía: Ladislav Stros
Vestuario: Josef Jelinek
Iluminación: Miguel Pantano


Director musical de escenario: Armando Fernández Arroyo
Maestro apuntador: Guillermo Brizzio
Maestros preparadores: Horacio Rogner, Jorge Ugartamendía
Maestro de escenario: Natalia Biffis
Instrucción idiomática: Rosmarie Klingenhagen
Luces y asistencia musical: Julio C. Gentile
Sobretitulado, traducción, adaptación
y asistencia musical: Mónica Zaionz
Coordinador de régie: Matías Cambiasso
Asistente de régie: María Armanini






REPARTO (ELENCO):




Wotan: Mikhail Kit


Donner: Marcelo Lombardero, Leonardo Estévez (16 de Julio)


Froh: Gustavo López Manzitti, Fernando Chalabe (16 de Julio)


Loge: Carlos Bengolea


Alberich: Fedor Mozahev


Mime: Ricardo Cassinelli, Osvaldo Peroni (16 de Julio)


Fasolt: Carlos Esquivel


Fafner: Juan Barrile, Edgardo Zecca (16 de Julio)


Fricka: Graciela Alperyn, Alejandra Malvino (16 de Julio)


Freia: Myriam Toker, Mariela Schemper (16 de Julio)


Erda: Cecilia Díaz, Lucila Ramos Mañé (16 de Julio)


Woglinde: Graciela Oddone, Silviane Bellato (16 de Julio)


Wellgunde: Patricia González, Irene Burt (16 de Julio)


Flosshilde: Laura Cáceres, Ana Larreategui (16 de Julio)



Orquesta Estable del Teatro Colón






Argumento


Cuadro I
En el fondo del Rin

En las profundidades del Rin, las ondinas Woglinde, Wellgunde y Flosshilde son las encargadas de custodiar el oro. Aquél que renuncie al amor y labre un anillo con ese oro, será dueño del mundo. Mientras las ninfas juegan en el agua, se acerca el nibelungo Alberich e intenta seducirlas. Las tres doncellas se burlan de él y el enano, furioso, las persigue. Un rayo de sol ilumina entonces el oro que yace en el lecho del río. Alberich, enterado de la profecía, decide entonces renunciar al amor y se escapa con el oro.



Cuadro II
En las alturas

Wotan, el soberano de los dioses, celebra el esplendor de su castillo. Pero Fricka, su esposa, le recuerda que el palacio fue construido por los gigantes Fafner y Fasolt a cambio de Freia, la diosa de la juventud y la belleza, y hermana de Fricka. Wotan tranquiliza a su esposa, recordándole que Loge, semidiós del fuego y de la astucia, les prometió encontrar otra recompensa. Llega Freia pidiendo auxilio, perseguida por Fafner y Fasolt. Los gigantes reclaman el pago de su obra. Wotan espera impaciente la llegada de Loge, que finalmente se presenta y revela que ha fracasado en su tarea. Recorrió todo el universo en busca de algo con que sustituir a Freia, pero no encontró nada que pudiera superar el encanto femenino. Sólo una criatura fue capaz de renunciar al amor: Alberich, que forjó con el oro el Rin un anillo que le otorgó grandes poderes. Loge termina su relato recordándole a Wotan que las doncellas del Rin esperan que el soberano castigue la audacia del nibelungo.
Todos han quedado fascinados ante el relato de Loge. Fafner convence a su hermano de que el oro es una recompensa mayor que Freia, y los gigantes proponen a Wotan que les entregue el tesoro del nibelungo a cambio de la diosa. Una vez más, Loge convence a Wotan de aceptar el trato, aunque el dios pretende el tesoro para sí. Fafner y Fasolt se llevan a Freia como rehén. Los dioses, consternados, empiezan a envejecer, porque la guardiana de las manzanas de la juventud se encuentra prisionera. Wotan y Loge deciden descender a la oscura región de los nibelungos, en busca del tesoro.



Cuadro III
En las profundidades de la tierra

Alberich es ahora el señor de los nibelungos. Con un azote, obliga a su hermano Mime a construir un yelmo mágico, que tiene la virtud de hacer invisible al que lo lleva o de darle la forma de un animal. Mime pretendía guardar para sí su obra, pero su hermano se la arrebata y se aleja. Llegan Wotan y Loge e interrogan a Mime. El enano les revela que Alberich, con su anillo, esclavizó a los nibelungos. Cuando Alberich regresa, Loge se muestra asombrado ante su poder, y le pregunta al nibelungo cómo se protege de los que quieren arrebatarle el oro y el anillo. Alberich cuenta que, gracias a su yelmo mágico, es capaz de hacerse invisible o transformarse a voluntad, eludiendo a sus enemigos. Loge finge no creerle, y Alberich se transforma en dragón. Loge manifiesta su asombro, pero se muestra incrédulo ante la posibilidad de que el nibelungo pueda adoptar una forma más pequeña. Alberich demuestra una vez más su poder transformándose en sapo. En ese momento, Wotan atrapa al nibelungo y lo toma prisionero, conduciéndolo a la superficie.



Cuadro IV
En las alturas

Wotan y Loge llegan conduciendo a su prisionero. A cambio de su libertad, le exigen que entregue el tesoro. Furioso, Alberich accede y pide que le desaten una mano. Llevándose el anillo a los labios, murmura palabras cabalísticas, que hacen surgir de las profundidades a los nibelungos, cargados con los lingotes de oro. Antes de liberar a Alberich, Loge le exige el yelmo y Wotan el anillo. Derrotado, Alberich entrega a Wotan el anillo, pero lanza una terrible maldición: quien posea el anillo sufrirá desgracias y morirá. Furioso, Alberich huye hacia las profundidades.
Fasolt y Fafner regresan con Freia y los dioses se sienten rejuvenecer nuevamente. Los gigantes reclaman el rescate, deseando tanto oro como sea necesario para ocultar el cuerpo de la diosa. Se amontona el tesoro sobre Freia, pero todavía se ve su cabellera. Los dioses la cubren con el yelmo. Fasolt descubre aún un hueco por el que ve brillar los ojos de Freia y reclama el anillo para ocultarla. Wotan se enfurece y se niega a entregarlo. Fasolt y Fafner deciden entonces llevarse a Freia, pese a los lamentos de Fricka. En ese momento, surge Erda, el alma de la tierra, y aconseja a Wotan que se desprenda del anillo maldito. El dios accede finalmente a entregar el anillo a los gigantes, y Freia es liberada. Fasolt y Fafner se disputan el reparto del tesoro. Fasolt desea el anillo en recuerdo de la mirada de Freia y se lo arrebata a su hermano. Fafner cae sobre él, dándole muerte. La maldición del nibelungo comienza su obra.
Donner, dios del trueno, hace brotar un arco iris, que sirve de puente hasta el castillo. Wotan invita a los dioses a ingresar al castillo; Loge se despide, indiferente.
Tenues y melancólicos, se oyen los lamentos de las doncellas del Rin, que reclaman su oro perdido. Los dioses las ignoran y prosiguen majestuosamente su camino hacia el Walhalla.














2004/06/11

ORQUESTRA FILARMÓNICA DE BUENOS AIRES
Direcçäo: Milen Nachev
Piano: Armen Babakhanian



Programa

Toru Takemitsu

Requien para cordas


Aram Khachaturian

Concerto en Ré bemol mayor para piano y orquestra


Johannes Brahms

Sinfonia nº2 en Ré mayor para piano y orquestra




Por Lívios Pereyra


A peça de Takemitsu ou é pouco interessante ou foi mal interpretada e nós inclinamo-nos francamente para esta última possibilidade.
A primeira parte foi salva pelo concerto de Khachaturian interpretado virtuosísticamente por Armen Babakhanian. É uma obra com interesse e a Filarmónica de Buenos Aires soube desempenhar o papel exigido, contribuindo para valorizar uma obra que "pede" uma orquestra capaz de elevados desempenhos.

Uma primeira parte de enorme interesse apesar da linearidade monótona da interpretaçáo da obra de Takemitsu.


Está claro que um maestro täo vocacionado para Brahms teria dificuldade em fazer da música do japonês um momento memorável, coisa que conseguiu com o romântico austríaco que interpretou de forma quase paradigmática.
Foi de facto uma sucessäo de momentos memoráveis esta leitura que Nachev fez do austríaco (considerado chato por uma infinidade de melómanos) à frente da "filarmónica".
Filarmónica esta que demonstrou ser uma grande orquestra, ainda que com debilidades pontuais no naipe dos violoncelos e uma desafinaçäo (sem exemplo ao longo de toda a sinfonia), nas trompas.
Básicamente tivemos uma afirmaçäo absolutamente sustentada das cordas, tirando o que já foi dito dos "vlc", um poderosíssimo "naipe" de trombones, incluindo a tuba e umas madeiras absolutamente invejáveis, destacando-se os primeiros fagote, clarinete e oboé.

Um grande momento, melhor, uma colecçäo de grandes momentos oferecidos pela Filarmónica de Buenos Aires sob a batuta de Milen Nachev. Tudo isto no Teatro Colón que alguém na sala de imprensa definiu como o teatro de ópera com melhor acústica do mundo.
Bravo Filarmónica!












2004/06/10

WIENER KAMMERORCHESTER / WKO

Por Lívios Pereyra


Pelo segundo dia consecutivo, apresentou-se ontem, de novo no velho mas espectacular Teatro Colón em Buenos Aires, este agrupamento de cämara sob direccäo do violinista Joji Hattori.

Para comecar uma interpretacäo impressionante, pelas dinämicas, pelo fraseado, pela perfeicäo técnica absoluta (sem o espectro das desafinacöes do dia anterior), da Sinfonia 1 en Mi bemol maior, KV 16 de Mozart. Composta aos 9 anos de idade! Simplesmente inacreditável. A obra e a interpretacäo (com instrumentos modernos...).

O concerto para violino denotou, nas partes rápidas, um som agreste, por vezes ríspido, por parte do solista que em contrapartida, no "andante cantabile" conseguiu um som redondo e belo. Estamos a falar do concerto para violino 4, em ré maior, KV 218, do mesmo e genial Mozart.

Depois do intervalo o "prato forte" deste concerto: Sinfonia de Cämera en Dó menor Op. 110a, arranjo de Rudolf Barshai feito em 1967, a partir do extraordinário quarteto 8, Op110 do grande Dmitri Shostakowitch.
Há que dizer em voa verdade que raras vezes se tem a oportunidade de ouvir um Mozart tocado daquela maneira, seguido de algo como a "Sinfonia de Cämera Op.110a". Tem-se por vezes a ideia (errada) que "especialistas" em Mozart näo podem fazer uma interpretacäo grandiosa de uma compositor como Shostakowitch.
De facto, quem teve o privilégio de estar naquela enorme sala, sabe bem que esta ideia näo tem qualquer realidade pois ambas as interpretacöes foram paradigmáticas. Tanto a Sinfonia do "primeiríssimo" Mozart, como a obra de madurez do compositor russo.
E o concerto poderia ter terminado aí pois as desafinacöes do dia anterior já estavam totalmente redimidas e o agrupamento afirmado como um dos melhores do mundo. Mas näo.
Constava do programa e assim aconteceu, trës pecas de Toru Takemisu (1930-1996), que näo sendo das mais representativas deste compositor deram o sobraram para demonstrar que este compositor é um dos grandes nomes da música do sec.XX.
Sem admiracäo a interpretacäo foi sublime de obras pequenas mas extraordináriamente bem escritas do compositor japonës. Destaque para "Música Fúnebre" que se aflora a genialidade favorecida pela interpretacäo também genial do agrupamento.
No final de todo o concerto, ficamos com a impressäo que talvez Joji Hattori possa vir a ser um grande director.











2004/06/09

ORQUESTRA DE CÂMARA DE WIEN
Direcçäo e Violino: Jogi Hattori


Por Lívios Pereyra


Esta orquestra apresentou-se ontem, dia 7, com o reciento do Teatro Cólon totalmente cheio de um público entusiasta e amável que ganhou dois extras fabulosos: o Romance para violino de Svenski, adpatado para orquestra reduzida pelo violinista, e a Polcka de Chostkovitch em que o agrupamento fez justiça à sua impecável técnica e precisäo nos pizzicatos.

Na primeira parte tivemos um Mozart divino. Sobretudo o Concerto 5 para violino, kw 219. Simplesmente divino! Afinal orquestras modernas podem interpretar com sublimidade repertório antigo como é este primeiro Mozart.
Mas o seguimento do concerto mostrar-nos-ia que orquestras modernas (e famosas!) também praticam a desafinaçäo onde menos se espera...

Na segunda parte escutamos a "Meditaçäo sobre um antigo coral checo - St. Wenceslaus", op. 35a de Josef Sük. Simplesmente belo e interpretado com inspiraçáo!

Foi na Serenata para Cordas em Mi maior op.22 que o agrupamento "descarrilou". Ainda que momentâneamente. Mas de um agrupamento destes espera-se, no mínimo, a perfeiçäo técnica. Por isso näo nos conformamos!
Moderato: foi bem. Tempo de valsa: começam as desafinaçöes. Interpretaçäo demasiado plana. Falta de rasgos dinâmicos e inexistência de pontuaçäo. Scherzo: continuam as desafinaçöes e a falta de imptuosidade dinâmica. Parece que se quer tudo "bem feito", sem riscos interpretativos, mas as desafinaçöes goram este "bem fazer". Largheto: O único momento poético, belo e perfeito desta interpretaçäo. Finale: Foi bem.

Que dizer mais?
O violinista é bom e tem "rasgos". Como director é bastante razoável. Numas obras mais que noutras.
Básicamente foi um bom concerto ao qual seguramente ninguém se arrependeu de ter ido.










2004/06/02

"FUEGO EN CASABINDO" DE VIRTÚ MARAGANO


Por Lívios Pereyra


Única ópera e última obra do compositor argentino Virtú Maragano, esta imensa e genial obra conta uma das muitas histórias possiveis da tomada das terras aos "aborígenes" por parte dos ocupantes espanhóis.

Abstraindo-nos da mensagem política, há que dizer claramente que será (a ópera foi composta entre 1998 e 2001) uma das grandes obras do repertório operístico: se näo o fôr no futuro imediato sêlo-á um dia.
O final é de uma beleza insuperável, assim como a cena III (morte de Doroteo), onde o talento do compositor é claramente afirmado na conjunçäo de uma orquestracäo belíssima com um despoletar de emoçäo (çöes) que só os grandes conseguem. A consistëncia estilística é formidável com (e apesar...) o compositor a fazer uma incursäo na música "tonal afirmada" (e "ligeira") no início da cena IV (Fiesta de Triunfo). O objectivo foi retratar a futilidade desse momento e a sequëncia da obra deu-lhe razäo. Claro que nos poderiamos lembrar do Wozzeck de Berg em que o único momento em que é utilizada a tonalidade (de forma funcional) é também o momento de maior tensäo. Näo é o caso. Maragno näo só se inspira tonalmente na construçáo de toda a obra (e acaso Berg näo?) como, neste caso particular do festejo da vitória, pretendeu outro efeito e conseguiu-o: a banalidade fugaz de uma vitória que nunca o será.
O momento de maior tensäo é seguramente o final. Todo o final é tragédia, tragédia no "puro sentido", "à maneira dos antigos". Quando a amante (a Cruceña) do mayor López lhe chama louco e ele dispara sobre ela parece algo "normal" dentro da terrificidade deste final. O suicidio do mayor era algo de lógico. Näo poderia deixar de acontecer. Mas este último crime de López pöe-nos de sobreaviso: a violëncia do ocupante é dupla: contra os "indígenas" e contra as mulheres. Estarei a proceder a um "forcing" ao fazer este paralelismo? Possivelmente...
Estou a esquecer a cena em que López vai falar com o bipo... A recomendaçäo/repreençáo deste último näo deixa lugar a dúvidas: deves arrepender-te näo de teres matado o "indígena" que poderias ter feito prisioneiro. Deves arrepender-te, isso sim, de estares vacilante e com dúvidas na tua missäo(de matar para disseminar o catolicismo...). Da morte da mulher näo se vê sombra de arrependimento ou desassossego por parte de López... Estava já numa situaçáo "bordeline"? Sempre o esteve. Deixemos esta "polémica" sem abandonarmos a nossa tese da dupla violência por parte dos ocupantes (e sem nos esquecermos que em Espanha a questäo da violência doméstica contra as mulheres foi, uma vez mais e dada a sua macabra pertinência, colocada na ordem do dia...).
Todo o final é um colosso mas quando o espírito de Doroteo volta ao corpo enquanto a mäe entoa, acompanhada pela a harpa uma impressionante ária: a "Canción de cuna para un niño ciego", aí estamos face à grande catarse desta vez do público que näo resiste e chora. É o final absoluto.

Esta obra maior merece o lugar ao lado de todo o repertório operístico mundial. Trata-se absolutamente de um "chef-d'oeuvre" que colocou Virtú Maragno, falecido este ano, no "ranking" dos clássicos de género operístico. Há mais casos em que uma única obra impöe um compositor no género.

A interpretacäo, totalmente a cargo de argentinos, esteve ao nível da obra. A conduçäo de Carlos Calleja foi precisa e inteligente. Todos os cantores säo bons e muito bons. Detaque, desculpem-me aqueles que näo nomeio, para Luciano Garay (Mayor López) que esteve mediano na estreia mas na récita do domingo seguinte esteve genial. Patricia Gutiérrez muitíssimo bem no de Cruceña. Carlos Duarte, fantástico no de Doroteo (na récita de domingo esteve genialmente emotivo. Antes da récita queixava-se por estar constipado...). A ária de Doroteu, quando regressa para "ajustar contas" é simplesmente assombrosa e foi deslumbrantemente interpretada por Carlos Duarte. Lucila Ramos Meñé sempre uma fabulosa e impressionante Mäe que colheu as maiores ovaçöes do público. A Orquestra e o Coro do Teatro Colón säo muito bons e há que destacar absolutamente o Cöro que, nesta ópera, ao estilo da tragédia clássica serviu de elemento catártico, sempre ausente, sempre presente, sempre genial.
Finalmente há que detacar a interessante encenaçäo de Alejandro Tantanian onde um minimalismo inteligente contribuiu para o elevado nível deste espectáculo.

Fundamentalmente foi uma grande performance, tanto na estreia como no domingo em que voltámos ao Colón, para uma obra que só pode honrar os que nela participaram e os que a escutaram até ao fim... Parece que muitos assim näo o entenderam. Talvez porque näo era cantada em italiano (alguém dizia que soava estranho escutar uma ópera em castelhano!!!)?. Talvez porque esta música näo é parecida ao Verdi a que estäo habituados? Ou talvez porque se sentiram incomodados com a temática? A partir do intervalo (na estreia) estava metade do público e eu inclino-me francamente para o carácter incomodativo, ainda hoje para muitos argentinos, da temática das terras. Foi uma pena. Perderam uma obra genial de um compatriota que só os pode orgulhar. O mesmo, felizmente, näo se passou nas récitas seguintes em que o público se deixou ganhar pela trama e pela genialidade deste "neo-classicismo" de Maragano.